Pendrive: Qué es, cómo funciona, para qué sirve, historia y curiosidades

  • El pendrive es un dispositivo portátil de memoria flash conectado por USB, con múltiples sinónimos y una evolución tecnológica que va desde capacidades mínimas hasta varios terabytes actuales.
  • Su principal ventaja es la portabilidad, velocidad y compatibilidad con casi todos los sistemas, convirtiéndose en una herramienta clave para transportar datos y realizar copias de seguridad.
  • Existen diferentes tecnologías de memoria flash (SLC, MLC, TLC, QLC) y estándares de velocidad, así como una variedad de formatos y aplicaciones modernas que mantienen vigente al pendrive.

que es un pendrive

¿Has oído hablar alguna vez del pendrive, la memoria USB, el pincho o el lápiz de memoria? Seguro que sí, porque es uno de esos pequeños dispositivos que, aunque hayan ido perdiendo protagonismo frente a la nube, siguen facilitando el día a día a millones de personas. Y es que este pequeño aliado portátil ha cambiado para siempre la forma en la que llevamos información de aquí para allá, ya sea para llevarnos trabajos del cole, copias de seguridad, fotos de las vacaciones o, por qué no, para poner música en el coche.

Aunque hoy convivimos con el almacenamiento online y la sincronización automática, el pendrive sigue teniendo un hueco importante en entornos sin conexión, trabajos que requieren seguridad, e incluso en situaciones de emergencia informática. Pero, ¿qué es exactamente un pendrive?, ¿cómo funciona?, ¿de dónde viene su nombre y por qué tiene tantos sinónimos? A lo largo de este extenso artículo vamos a repasar su origen, evolución, utilidades, diferencias técnicas y muchas curiosidades más. Si alguna vez te has preguntado si merecen la pena, cómo sacarles todo el partido o simplemente buscas información precisa y actualizada sobre ellos, este artículo es para ti.

¿Qué es un pendrive y cómo funciona?

El pendrive es un dispositivo de almacenamiento de datos portátil basado en memoria flash, que se conecta a través de un puerto USB (Universal Serial Bus). Es conocido popularmente como memoria USB, lápiz de memoria, pincho USB, unidad flash USB o incluso llave USB, dependiendo del país, del contexto o de las modas de cada momento. Su principal característica es que es pequeño, ligero y no necesita ni baterías ni cables auxiliares para funcionar. Simplemente se conecta al puerto USB de un ordenador (o dispositivo compatible), y automáticamente nos permite leer o escribir datos en él.

Bajo esa carcasa tan reconocible se esconde una tecnología muy ingeniosa. El pendrive funciona con un tipo de memoria llamada memoria flash NAND (aunque hay otra variante, la NOR, que veremos más adelante), la cual permite guardar datos incluso cuando no recibe electricidad (a diferencia de la RAM). Dentro del dispositivo encontraremos no solo el chip de memoria, sino también un controlador que gestiona la comunicación entre memoria y ordenador, un cristal oscilador que marca el ritmo de trabajo, y en algunos modelos, otros elementos como diodos LED o interruptores de protección contra escritura.

Su funcionamiento es sencillo para el usuario: basta con insertarlo en el puerto USB, esperar a que lo reconozca el sistema operativo (Windows, macOS, Linux e incluso consolas, televisores y algunos móviles), ¡y listo! Podremos trabajar con nuestros archivos como si fuera otro disco más. Además, gracias a su compatibilidad con distintas formas de formateo (FAT32, exFAT, NTFS, etc.), pueden usarse casi en cualquier equipo moderno.

El origen y la evolución del pendrive

La historia del pendrive comienza a finales de los años 90 y se afianza en los primeros años 2000. El mérito de la invención suele atribuirse a varias compañías simultáneamente: Trek Technology y IBM fueron de las primeras en comercializarlo en el año 2000 bajo los nombres de ThumbDrive y DiskOnKey respectivamente. El DiskOnKey, desarrollado por M-Systems (Israel), ofrecía unas capacidades irrisorias para los estándares actuales: 8, 16, 32 y 64 megabytes, pero supuso toda una revolución frente a los disquetes de 1,44 MB, ya obsoletos, y los CD grabables.

La clave de su éxito no fue solo la capacidad, sino su portabilidad y resistencia. Los pendrives no requerían baterías (a diferencia de otros intentos previos de almacenamiento portable), ya que tomaban la energía directamente del puerto USB. Además, su robustez frente a golpes, polvo, agua y arañazos superaba ampliamente a sus predecesores.

El nombre ‘pendrive’ y sus variantes tiene bastante miga. Aunque muchos creen que viene por su forma (similar a un bolígrafo o pen en inglés), en realidad, como explican algunas fuentes, el término hace referencia a la herencia del disquete, que fue diseñado para caber en el bolsillo de la camisa donde los técnicos llevaban sus bolígrafos (‘pen’). Por tanto, la unidad (‘drive’) que se guardaba en ese bolsillo pasó a llamarse ‘pendrive’. Sea como sea, su popularidad hizo que en cada país adoptase distintos nombres coloquiales, de modo que en España, Latinoamérica y otros lugares los encontrarás como lápiz de memoria, pincho, dedo USB, memoria flash, llave USB y hasta llave maya.

En cuanto a la tecnología, estos dispositivos han experimentado varios saltos de calidad a lo largo del tiempo. Al principio, la velocidad de transferencia era baja y los tamaños modestos, pero con la llegada de nuevas versiones de USB (2.0, 3.0, 3.1, 3.2 y ahora USB-C), los pendrives han multiplicado por miles su capacidad y velocidad. Hoy en día, puedes comprar modelos de hasta 1 terabyte y velocidades que superan por mucho los antiguos discos duros mecánicos. Además, la aparición de puertos USB-C, doble interfaz y mayores opciones de personalización han hecho que sigan siendo útiles para dispositivos modernos como móviles y tablets.

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De memoria flash y USB: desentrañando lo que hay por dentro

En el corazón del pendrive encontramos la memoria flash. Este tipo de memoria no volátil es capaz de almacenar datos aunque el dispositivo se quede sin energía. Entre sus ventajas principales: no tiene partes móviles, es resistente a golpes y caídas, permite muchas reescrituras y es compacta.

Existen dos grandes grupos de tecnología flash en los pendrives:

  • NAND flash: Es la más común, más económica y práctica para almacenar ‘en bloques’ grandes cantidades de datos. Aunque algo más lenta que la NOR para lectura/edición de datos, permite capacidades mayores y costes menores. Ideal para archivos de usuario.
  • NOR flash: Más rápida en lectura de datos, mejor para ejecutar código directamente (p.ej. en chips de arranque), pero más cara y menos habitual en pendrives comerciales.

Dentro del mundo NAND, hay varias tecnologías diferenciadas según la cantidad de bits almacenados por celda:

  • SLC (Single Level Cell): Una celda, un bit. Es la más duradera y rápida, pero también la más cara, orientada a entornos profesionales.
  • MLC (Multi Level Cell): Dos bits por celda, equilibrio entre coste y prestaciones.
  • TLC (Triple Level Cell): Tres bits por celda, muy extendida en la mayoría de pendrives actuales por su buena relación capacidad/precio.
  • QLC (Quad Level Cell): Cuatro bits por celda, ofrece aún mayor densidad y coste reducido, aunque menor durabilidad.

Para entender mejor cómo funcionan estas tecnologías, puedes consultar qué es una memoria ROM en este enlace.

Más allá del chip de memoria, en el interior de un pendrive encontraremos:

  • Conector USB (tipo A, C, micro)
  • Controlador USB: encargado de gestionar la transferencia de datos y la comunicación con el ordenador
  • Oscilador de cristal: marca el ritmo de trabajo
  • En ocasiones, puntos de prueba, leds indicadores o interruptores de protección contra escritura.

Algunos modelos recientes incluyen funcionalidades adicionales como doble interfaz USB-A/USB-C, teclado numérico integrado para desbloqueo seguro, o hardware específico para tareas de autenticación (como los pendrives convertidos en llave de seguridad FIDO).

Capacidades y formatos actuales

La capacidad de los pendrives ha crecido de manera exponencial. Si al principio apenas llegaban a decenas de megas, hoy no es raro encontrar unidades de 1TB a precios relativamente razonables, y en algunos casos, de hasta 2TB si el bolsillo lo permite. En el mercado abundan los modelos de 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, 256, 512 GB y 1 TB. Cuanta mayor capacidad, mayor es el precio, pero en relación a lo que costaba hace 15 años, hoy son auténticas gangas.

En cuanto a las velocidades de transferencia, estas dependen fundamentalmente de dos factores: el estándar USB y la tecnología de la memoria flash interna:

  • USB 1.1: Muy antiguo, hasta 12 Mbit/s.
  • USB 2.0: Hasta 480 Mbit/s, aunque en la práctica las memorias flash suelen estar por debajo de ese tope.
  • USB 3.0/3.1/3.2: De 5 a 10 Gbit/s teóricos. La velocidad real la limita el controlador y la memoria, pero aún así es entre 5 y 20 veces más rápido que el 2.0. Los conectores 3.0 suelen ser de color azul para distinguirlos fácilmente.
  • USB-C: Presente en unidades modernas, compatible con ordenadores, móviles y tablets. Puede alcanzar velocidades de hasta 10 Gbit/s y admite conexión reversible.

Es importante destacar que, si conectas un pendrive USB 3.1 a un puerto USB 2.0 de tu ordenador, la velocidad máxima será la que permita el puerto más lento.

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¿Qué NO es un pendrive?

No todos los dispositivos que se parecen a un pendrive lo son realmente. A menudo, la gente llama ‘USB’ a cualquier aparato que se conecte por este puerto, pero eso puede llevar a confusiones. Por ejemplo, un disco duro externo USB, un adaptador wifi USB, un lector de tarjetas o incluso algunos aparatos de dudosa utilidad pueden tener la misma forma y conectarse igual, pero si no almacenan datos mediante memoria flash, no son pendrives. Por tanto, la clave es que el pendrive es un dispositivo de almacenamiento basado en memoria flash y con interfaz USB.

Mucho ojo con los dispositivos que simulan ser pendrives pero en realidad solo son adaptadores físicos o, peor aún, USB Killers (incluye enlace a usbkill.com). Estos últimos son dispositivos que al conectarlos liberan una sobrecarga eléctrica mortal para el puerto USB de tu ordenador, pudiendo dañar la placa base y otros componentes. Por este motivo, nunca conectes un pendrive desconocido encontrado por la calle.

¿Para qué sirve un pendrive? Usos principales en la vida diaria

La utilidad clásica del pendrive es guardar y transportar datos fácilmente, pero sus aplicaciones han evolucionado mucho más allá. Entre los usos más habituales encontramos:

  • Transportar documentos, archivos multimedia y programas de un equipo a otro.
  • Llevar fotos, vídeos y música para reproducir en televisores, equipos de música de coche, DVDs o cualquier otro aparato con puerto USB.
  • Realizar copias de seguridad de ordenadores, móviles y otros dispositivos. Muchas utilidades de backup permiten volcar los datos en el pendrive para después restaurarlos o mantenerlos a salvo.
  • Crear discos de arranque o USB bootables con sistemas operativos (Windows, Linux) para instalar, reparar o diagnosticar equipos.
  • Actualizar firmware de placas base y otros dispositivos conectándolos al USB.
  • Utilizarlos como llave de autenticación (por ejemplo, como métodos de verificación en dos pasos, sustituyendo a apps móviles).
  • Soluciones especiales: desde personalizarlos para marketing (con formas originales o branding de empresa) hasta usarlos como regalo promocional en eventos.
  • Acelerar el ordenador creando un ‘RAM Drive’ o usando funciones como ReadyBoost de Windows.

Dado su bajo coste y facilidad de personalización, los pendrives han sido muy populares como soporte publicitario. Muchas empresas regalan pendrives con su logotipo, contenido multimedia o presentaciones precargadas. Eso sí, en estos casos a menudo incluyen particiones de solo lectura que no pueden modificarse fácilmente.

Compatibilidad y sistemas de archivos

Uno de los puntos fuertes del pendrive es su compatibilidad con la gran mayoría de sistemas operativos y dispositivos. Nada más conectar la memoria, el ordenador suele reconocerla y asignarle una letra de unidad (en Windows) o montarla como volumen (en macOS y Linux). No obstante, esto depende en parte de cómo haya sido formateado el dispositivo:

  • FAT32: Es el sistema más universal y compatible, pero limita el tamaño máximo de archivo individual a 4 GB y de volumen a 32 GB. Es el más recomendable para usar en reproductores, radios y otros dispositivos sencillos.
  • exFAT: Permite archivos más grandes y volúmenes superiores a 32 GB; ideal para memorias modernas. Compatible con Windows y macOS recientes, aunque hay que verificar en dispositivos antiguos.
  • NTFS: Es el formato nativo de Windows, ideal para usar en PC, permite archivos y volúmenes muy grandes, pero no es tan compatible con todos los dispositivos multimedia o Mac.
  • APFS y HFS+: Formatos de Mac, usados si la memoria va a utilizarse solo en ordenadores Apple.

Si formateas o cambias el formato de la memoria pendrive, se borra todo su contenido. Por eso, conviene hacer copia de seguridad si lo necesitas. Además, es importante saber que algunos equipos antiguos (p.ej. con Windows 98) requieren la instalación de drivers específicos para reconocer memorias USB modernas.

Ventajas y desventajas de los pendrives

Aunque los pendrives han sido protagonistas indiscutibles durante décadas, actualmente compiten con alternativas como el almacenamiento en la nube, discos duros externos o incluso servicios de mensajería instantánea. Sin embargo, siguen teniendo ventajas notables:

  • Portabilidad y tamaño reducido: Ocupan poco y se pueden llevar en el llavero, en el bolsillo o colgados del cuello.
  • Resistencia: Al no tener partes móviles, soportan golpes, polvo y agua mejor que los CDs o disquetes.
  • No necesitan alimentación extra: Funcionan con la energía que les proporciona el puerto USB.
  • Velocidad de transferencia elevada: Sobre todo en modelos USB 3.0 o superiores, ideales para mover archivos pesados.
  • Precio muy asequible: Hoy en día por pocos euros se pueden conseguir pendrives de capacidades considerables.
  • Multiplataforma: Compatibles con todo tipo de sistemas operativos y dispositivos (ordenadores, tablets, coches, televisores…)

Pero no todo son ventajas, también presentan algunos inconvenientes:

  • Pérdida o extravío fácil: Al ser pequeños, a veces se pierden fácilmente, con todos los datos que pudieran contener.
  • Vida útil limitada: Las celdas de memoria flash tienen un número finito de ciclos de lectura/escritura. Normalmente pueden soportar entre 10.000 y 100.000 ciclos antes de degradarse, aunque es suficiente para un uso normal.
  • No son los más fiables para datos sensibles o a largo plazo: La información puede dañarse por problemas de hardware, golpes extremos, temperaturas o descargas eléctricas.
  • Vulnerables a virus: La facilidad con la que se conectan a distintos equipos puede convertirlos en vehículos de propagación de malware si no se toman precauciones.
  • Menor velocidad y durabilidad en modelos baratos: Los pendrives de baja calidad pueden ser mucho más lentos y durar menos.

Cuidado y mantenimiento del pendrive: prolonga su vida

Para que tu pendrive te dure el máximo posible y evites disgustos, conviene seguir unas cuantas recomendaciones básicas de cuidado:

  • Extráelo siempre de forma segura: Utiliza la opción «Quitar hardware con seguridad» antes de desconectarlo del USB. Así evitas que el sistema esté escribiendo datos y puedas corromper el contenido.
  • No lo retires mientras está leyendo o escribiendo datos: Espera a que termine la operación. Un corte accidental puede dañar archivos e incluso dejar la memoria inservible.
  • Guárdalo en lugares frescos, secos y lejos de fuentes de calor: El exceso de humedad o temperatura puede deteriorar la circuitería interna.
  • Evita golpes, caídas y apretar demasiado el conector: Aunque son resistentes, una caída fuerte puede romper las soldaduras internas o dañar el chip.
  • No lo expongas al sol directamente durante mucho tiempo: La luz solar intensa puede afectar a los componentes internos a largo plazo.
  • Si tienes datos importantes, haz copias de seguridad periódicas en otros dispositivos o en la nube.
  • Si el dispositivo empieza a fallar, copia los datos cuanto antes y reemplázalo.
  • Para protegerte de virus y malware, analiza el pendrive con un antivirus actualizado al conectarlo en equipos compartidos.

La precaución y el mantenimiento sencillo son clave para que un pendrive dure muchos años en condiciones óptimas.

Formatos de pendrive y sus aplicaciones modernas

Actualmente, existen pendrives adaptados para casi cualquier necesidad o dispositivo:

  • Pendrives estándar USB-A: Los de toda la vida, compatibles con la inmensa mayoría de ordenadores portátiles y de sobremesa.
  • Pendrives USB-C: Para portátiles y móviles actuales. Su conector reversible y velocidades mejoradas los hacen ideales para usuarios modernos.
  • Pendrives duales: Incorporan tanto USB-A como USB-C (o microUSB), perfectos para transferir archivos entre ordenador y teléfono móvil sin adaptadores extra.
  • Pendrives personalizados o promocionales: Con formas originales (personajes, marcas, gadgets), útiles como regalo o marketing de empresa.
  • Pendrives cifrados con hardware de seguridad: Incluyen protección por clave, huella o cifrado para llevar datos sensibles.
  • Pendrives con teclado integrado: Solo desbloquean el acceso a los datos si introduces el PIN correcto.
  • Pendrives especializados: Algunos incorporan ranuras para tarjetas MicroSD para mayor versatilidad o incluso circuitería dedicada para tareas específicas.

Pese al auge del almacenamiento online y la sincronización automática, los pendrives siguen siendo imprescindibles en situaciones en las que la conectividad es limitada o donde se prima la seguridad y el control físico de la información.

Cómo formatear, usar y solucionar problemas en tu pendrive

El proceso de usar un pendrive es simple, pero pueden surgir problemas o dudas respecto al formateo y compatibilidad. Aquí tienes algunos consejos prácticos:

  • Para formatear en Windows: Haz clic derecho sobre el dispositivo en «Este equipo», selecciona «Formatear» y elige el sistema de archivos adecuado (FAT32 para unidades pequeñas o si lo quieres muy compatible, exFAT o NTFS para unidades mayores de 32GB o archivos muy grandes).
  • Para renombrar: Clic derecho en la unidad y elige «Cambiar nombre».
  • Si tienes problemas de reconocimiento: Prueba con otro puerto, reinicia el PC o utiliza el administrador de discos para asignar una letra diferente.
  • Si la unidad presenta sectores dañados: Utiliza herramientas como H2testw o el comando CHKDSK /x /r en Windows para intentar identificar errores.
  • Considera el uso de aplicaciones de «vacuna» USB para protegerte de virus diseñados para atacar memorias extraíbles.
  • Si vas a transferir datos entre Mac y Windows: El formato exFAT es el más recomendable, ya que es reconocido por ambos sistemas.
  • En distribuciones Linux modernas: El soporte es nativo para la mayoría de pendrives, y pueden usarse desde el entorno gráfico o mediante comandos de terminal.

Pendrive como herramienta de emergencia: discos de arranque y recuperación

Una función cada vez más valorada es la posibilidad de hacer «booteable» un pendrive, es decir, prepararlo para instalar o arrancar sistemas operativos directamente desde él. Esto resulta muy útil para:

  • Instalar sistemas operativos: Desde Windows hasta distribuciones Linux (consulta la guía oficial de Ubuntu para crear Live USB).
  • Recuperar o reparar equipos dañados: Existen utilidades como Hiren’s Boot CD que ofrecen herramientas de diagnóstico y reparación.
  • Arrancar equipos antiguos sin disco duro o con problemas: Siempre que la BIOS lo permita, puedes iniciar desde el pendrive.

Para preparar un pendrive de arranque hay decenas de herramientas: Rufus, Etcher, UNetbootin… Solo necesitas la imagen ISO adecuada y seguir las instrucciones del programa.

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