- Bloatware es el término que describe el software preinstalado y no solicitado que sobrecarga móviles y ordenadores, consumiendo recursos sin aportar valor real.
- Existen diferentes tipos de bloatware (adware, trialware, utilidades redundantes), y su presencia suele deberse a acuerdos comerciales entre fabricantes y desarrolladores.
- Eliminar o desactivar bloatware ayuda a mejorar el rendimiento, liberar espacio y proteger la privacidad, aunque no todas las apps pueden quitarse fácilmente.
¿Te has encontrado alguna vez con un móvil, ordenador o tablet recién estrenado y repleto de aplicaciones que jamás solicitaste? Es una situación tan habitual que ya tiene nombre propio en el mundo de la tecnología: bloatware. Aunque parezca simplemente una molestia, el bloatware va mucho más allá de ocupar espacio en tu dispositivo y puede repercutir en su rendimiento, autonomía, seguridad y experiencia de uso.
En este artículo vamos a sumergirnos de lleno en el mundo del bloatware. Descubrirás en qué consiste exactamente, cómo ha evolucionado el concepto, por qué los fabricantes inundan sus productos con este software no solicitado y, sobre todo, qué puedes hacer para recuperar el control de tu dispositivo. Vas a encontrar consejos claros para Windows, Android, Mac e iPhone, así como información práctica sobre los riesgos que implica ignorar este tipo de aplicaciones y cómo tomar decisiones inteligentes respecto a qué eliminar o conservar.
¿Qué es el bloatware y por qué existe?
El término “bloatware” nace de la combinación de las palabras “bloat” (hincharse) y “ware” (software). Tradicionalmente aludía a programas que, con cada actualización, se iban llenando de funciones poco útiles, lo que los hacía más lentos y pesados sin mejorar realmente la experiencia del usuario. Sin embargo, en la actualidad la palabra bloatware se utiliza sobre todo para referirse a aplicaciones que vienen preinstaladas en dispositivos nuevos como móviles, ordenadores, tablets o incluso smart TVs, y que el usuario ni ha solicitado ni necesita habitualmente.
Estas aplicaciones pueden proceder del propio fabricante, de la operadora o surgir por acuerdos comerciales con terceras empresas. Aunque algunas podrían tener alguna utilidad para ciertos usuarios, la mayoría terminan siendo ignoradas y, lo peor, no siempre se pueden eliminar fácilmente mediante los métodos habituales.
Evolución histórica del bloatware
El bloatware no es una invención moderna, sino una consecuencia de cómo ha evolucionado la industria del software y el hardware. Durante las décadas de los 70 y 80, cuando los ordenadores tenían recursos muy limitados, cada byte y ciclo de reloj era oro puro, por lo que los programas se optimizaban al máximo. Con el paso de los años, el abaratamiento de la memoria y los discos duros eliminó esa presión y las empresas empezaron a añadir nuevas funcionalidades sin preocuparse tanto por la eficiencia.
Así se produjo el fenómeno del “software inflado”: aplicaciones cada vez más pesadas y exigentes, que a menudo incorporaban muchas funciones poco útiles para la mayoría de los usuarios. Ejemplos famosos de esta tendencia son suites como Nero Burning ROM, Adobe Reader, incluso navegadores como Netscape Navigator o Google Chrome, que con cada versión sumaban prestaciones y requisitos de hardware cada vez mayores.
¿Por qué los dispositivos vienen con bloatware?
La razón principal por la que tantos dispositivos llegan repletos de aplicaciones preinstaladas es sencilla: intereses económicos y comerciales. Los desarrolladores de software, operadores móviles o proveedores de contenido pagan a los fabricantes para que incluyan sus aplicaciones en los dispositivos, a cambio de una compensación económica o ventajas comerciales. Es una forma de monetizar el hardware más allá del precio de venta y de asegurarse una base de usuarios para sus servicios y plataformas.
En el caso de los teléfonos móviles, sobre todo los vendidos a través de operadoras, es habitual encontrar apps para gestionar el consumo, el área de cliente, servicios de streaming, redes sociales, juegos de terceros y un largo etcétera. En ordenadores, especialmente con Windows, pueden incluir desde versiones de prueba (“trialware”) de suites ofimáticas hasta utilidades del propio fabricante que muchas veces resultan redundantes o innecesarias.
Tipos de bloatware: no todo es igual de dañino
El bloatware abarca una enorme variedad de aplicaciones preinstaladas, que pueden clasificarse en diferentes categorías en función de su origen, finalidad y el daño potencial que puedan causar:
- Adware: Son aplicaciones que muestran anuncios invasivos, crean accesos directos a webs publicitarias o incluso lanzan pop-ups constantes. Este tipo de bloatware es muy molesto, ralentiza el dispositivo y puede derivar en prácticas intrusivas o phishing.
- Barras de herramientas y extensiones en navegadores: Muchas veces aparecen como “mejoras”, pero suelen ser redundantes y consumir recursos. Algunos navegadores ya traen todas las funciones básicas que necesitas sin añadir complementos extra.
- Trialware o software de prueba: Versiones limitadas de programas ofimáticos, antivirus o suites de productividad que caducan a los pocos días de uso y empiezan a bombardearte con anuncios para comprar la versión completa.
- Aplicaciones de servicio duplicadas: Herramientas de marca desconocida que replican funciones que ya incluye el propio sistema operativo (aplicaciones de calendario, galerías, reproductores de música, etc.).
- Utilidades de sistema no esenciales: Apps que gestionan batería, almacenamiento, actualizaciones, ecosistemas de marca… Muchas veces solo sirven para promocionar servicios asociados al fabricante o recopilar datos de uso.
¿Es el bloatware peligroso? Impacto en el rendimiento y la seguridad
No todas las aplicaciones preinstaladas son peligrosas, pero el bloatware puede suponer varios riesgos para tu dispositivo y tu privacidad. Entre estos riesgos se encuentran:
- Consumo de espacio: Ocupan memoria de almacenamiento que podrías aprovechar para tus propias apps, fotos o documentos, problema grave en dispositivos con pocos gigas de capacidad.
- Ralentización del sistema: Al ejecutarse en segundo plano, consumen RAM y procesador, haciendo que tanto móviles como ordenadores funcionen más despacio o sufran “lags” innecesarios.
- Reducción de la autonomía: Algunas apps siguen activas sin que te des cuenta, disparando el consumo de batería.
- Riesgos para la privacidad: Determinadas aplicaciones pueden solicitar permisos que no corresponden a su función o recopilar datos personales sin avisar.
- Vulnerabilidades de seguridad: Ha habido casos documentados (como el de Lenovo en 2016) en los que el software preinstalado abría puertas traseras para el malware, exponiendo el dispositivo a troyanos y otros ataques informáticos.
- Confusión y mal uso: Cuantas más apps innecesarias tengas, más complicado es gestionar y localizar lo que de verdad usas, aumentando la probabilidad de errores y confusiones.
Identificando el bloatware en tus dispositivos
Reconocer el bloatware no siempre es sencillo, ya que algunas aplicaciones pueden parecer útiles a simple vista. Para localizar este software en tus dispositivos es recomendable seguir estos pasos:
- En Windows: Accede al menú “Agregar o quitar programas” y examina la lista de aplicaciones instaladas. Fíjate en aquellas que lleven el nombre del fabricante o marcas desconocidas, o que duplican funciones ya incluidas en el sistema.
- En Android: Ve a “Ajustes” > “Aplicaciones” y revisa todas las apps instaladas. Si detectas nombres que no has descargado tú o servicios de operadora, muy probablemente sean bloatware.
- En Mac: Abre la carpeta “Aplicaciones” y busca aquellos programas que no reconoces o que nunca has abierto.
- En iPhone: A partir de iOS 10 se pueden eliminar muchas apps del sistema (como Bolsa, Tiempo, Notas…). Si ves apps de terceros preinstaladas (poco común en Apple), puedes eliminarlas manteniendo pulsado el icono.
Antes de eliminar cualquier app, consulta el nombre en internet para asegurarte de que no es esencial para el sistema. También existen utilidades como AVG TuneUp o apps especializadas que pueden ayudarte a identificar y eliminar bloatware de forma segura.
Cómo eliminar el bloatware en Windows
En los últimos años, Microsoft ha mejorado la gestión del software preinstalado, pero sigue siendo habitual encontrar bloatware en equipos nuevos. Para librarte de él puedes seguir varias estrategias:
- Eliminar desde el menú estándar: Abre “Agregar o quitar programas”, localiza el software que no necesitas y haz clic en “Desinstalar”. Hay programas que Windows considera esenciales y no permite borrar fácilmente, pero la mayoría pueden eliminarse de esta forma.
- Desinstalación avanzada con PowerShell: Si una app nativa no se puede eliminar por el método anterior, usa Windows PowerShell. Ejecuta PowerShell como administrador y utiliza comandos como
Get-AppxPackage "nombre de la app" | Remove-AppxPackage. Necesitarás saber el identificador de cada aplicación. - Instalación limpia: Si quieres eliminar absolutamente todo el software que no deseas, puedes reinstalar Windows desde cero, utilizando herramientas como “Refresh Windows Tool” para borrar todas las apps no esenciales, incluso de Microsoft. Antes de este paso, haz una copia de seguridad de tus archivos.
Programas útiles como reproductores multimedia para Windows 11 y soluciones antivirus como Kaspersky ayudan a identificar y eliminar bloatware, proporcionando una mayor seguridad y facilidad en el proceso.
Cómo eliminar el bloatware en Android
Android es especialmente propenso al bloatware debido a la fragmentación y personalización de sus fabricantes y operadoras. Aquí tienes varias opciones para reducir el software innecesario:
- Desinstalar apps preinstaladas: Si la aplicación permite la opción “Desinstalar”, solo tienes que seleccionarla y pulsar para borrarla completamente del dispositivo.
- Desactivar (o inhabilitar) apps: Hay aplicaciones que no pueden eliminarse, pero sí desactivar. Así, se ocultan y dejan de consumir recursos, aunque seguirán ocupando algo de espacio mínimo en el sistema.
- Eliminar bloatware con ADB: Si una app es muy persistente y no se puede desactivar desde el sistema, puedes recurrir a comandos ADB desde tu ordenador para “desinstalarla” del usuario actual (requiere conocimientos avanzados y es importante tener precaución para no borrar apps críticas para el sistema).
- Rootear el dispositivo: El acceso root te da libertad total para borrar cualquier software, pero también supone riesgos: pierdes garantía y puedes dejar el sistema inestable si eliminas apps necesarias. Herramientas como KingoRoot, dr.fone u One Click Root facilitan el proceso, pero siempre es recomendable hacer copia de seguridad antes de lanzarte.
También existen aplicaciones como , que ofrecen una interfaz gráfica para eliminar software no deseado de forma más “amigable”.
Eliminando el bloatware en iPhone y Mac
Apple es mucho más restrictiva respecto al bloatware, ya que no permite a terceros preinstalar apps en sus dispositivos sin consentimiento del usuario. Sin embargo, a partir de iOS 10 puedes eliminar ciertas apps del sistema manteniendo pulsado el icono y seleccionando “Eliminar app”. Aplicaciones esenciales como Teléfono, Mensajes o Ajustes no se pueden borrar, pero sí desactivar o reorganizar.
En Mac, el proceso es aún más sencillo. Solo tienes que abrir la carpeta “Aplicaciones”, localizar la app que no utilizas, arrastrarla a la papelera y vaciarla. Algunos programas pueden requerir contraseña de administrador para completar la desinstalación.
Precauciones antes de eliminar bloatware
No todo el software preinstalado debe ser eliminado a la ligera. Algunas aplicaciones pueden estar vinculadas al correcto funcionamiento del sistema operativo o a funciones importantes (actualizaciones, herramientas de recuperación, servicios de seguridad). Por eso, antes de borrar cualquier app, conviene:
- Comprobar su función buscando información en internet.
- Realizar una copia de seguridad completa para evitar pérdidas de datos.
- Desactivar, si tienes dudas, en lugar de eliminar totalmente una app, para poder reactivarla si detectas algún problema.
- No usar métodos avanzados (como root o comandos ADB) si no tienes experiencia, ya que puedes dejar tu dispositivo inutilizable.
Si borras software esencial por error, normalmente puedes restaurar el sistema o reinstalar la aplicación desde la tienda oficial, aunque podría suponer pérdida de datos o configuraciones.
Ejemplos conocidos de bloatware y alternativas ligeras
A lo largo de los años, muchas aplicaciones populares han cargado con la etiqueta de bloatware por su peso excesivo y su escasa utilidad real para la mayoría de usuarios. Algunos casos notables son:
- Suites como Nero Burning ROM, que pasó de ocupar pocos megas a requerir varios gigas en sus versiones más recientes.
- Adobe Reader, que durante años fue cada vez más pesado hasta que alternativas como Foxit Reader y SumatraPDF obligaron a Adobe a optimizar su software.
- Navegadores como Netscape Navigator y Google Chrome, criticados por su gran consumo de memoria y recursos.
- Aplicaciones móviles como Facebook, Messenger, Spotify, Google Maps y otras, que han lanzado versiones “lite” para dispositivos con menos capacidad o usuarios que prefieren apps rápidas y sencillas.
Muchas de estas alternativas ligeras permiten a los usuarios disfrutar de funcionalidades básicas sin el peso adicional de publicidad o características innecesarias.
¿Por qué algunas empresas priorizan el bloatware?
Para muchas empresas, el bloatware es una táctica comercial para captar usuarios y asegurarse presencia en millones de dispositivos. Por desgracia, esto va en detrimento de la experiencia de usuario y complica la vida a quienes buscan dispositivos limpios y eficientes. Aunque existen versiones ligeras de muchas aplicaciones, a veces las empresas limitan su distribución o incluso las eliminan en algunos mercados, dificultando el acceso a opciones más adecuadas.
Mientras sigan existiendo incentivos económicos, es probable que el bloatware siga formando parte de la tecnología de consumo. Por eso, es importante que el usuario conozca sus derechos y las herramientas disponibles para mantener el control sobre su dispositivo.
Consejos para evitar y gestionar el bloatware
La mejor estrategia contra el bloatware es la prevención y el conocimiento. Aquí tienes algunos consejos prácticos:
- Siempre que puedas, elige dispositivos con sistemas “puros”, como los Android One o equipos con Windows “limpio”.
- Durante la configuración inicial de un dispositivo nuevo, revisa y desinstala todas las apps que no reconoces o necesitas antes de instalar tu propio software.
- Consulta en foros y webs especializadas información sobre el modelo de tu dispositivo para saber qué apps pueden eliminarse sin riesgo.
- Utiliza herramientas como , o soluciones de seguridad como para identificar y eliminar software innecesario.
- Mantén tus dispositivos actualizados, ya que los fabricantes suelen mejorar la gestión del bloatware en versiones recientes.
El bloatware está tan presente en nuestra vida digital como la publicidad en la televisión. Puede resultar molesto, ralentizar tu dispositivo e incluso poner en juego tu privacidad y seguridad, pero la buena noticia es que existen maneras eficaces de detectarlo, desactivarlo o eliminarlo por completo, recuperando así el control sobre tus dispositivos. Prioriza siempre el software útil y ligero, haz limpieza periódicamente y no dudes en investigar antes de borrar cualquier aplicación. Solo así podrás exprimir al máximo la tecnología que te acompaña cada día, sin lastres ni sorpresas incómodas.
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