- Willow, el chip cuántico de Google, reduce los errores de forma exponencial y supera récords en tareas específicas frente a superordenadores clásicos.
 - El avance más destacado es la corrección de errores cuánticos bajo el umbral, clave para la escalabilidad de la computación cuántica.
 - Willow ha abierto el debate sobre el multiverso, aunque las pruebas son interpretables, y su potencial ya sugiere aplicaciones en farmacología y materiales.
 
El anuncio del chip cuántico Willow de Google ha marcado un antes y un después en el panorama de la computación cuántica, generando una gran expectación tanto en la comunidad científica como en la prensa tecnológica internacional. Pese a la relativa complejidad del tema, las implicaciones de este avance van mucho más allá del mero desarrollo tecnológico: estamos ante un hito que podría transformar áreas como la simulación molecular, la criptografía, la inteligencia artificial y hasta los propios fundamentos de la física moderna.
En este artículo, te acercamos de forma exhaustiva y clara a todo lo que ya se sabe –y se debate– sobre Willow, integrando la información más relevante publicada por Google, medios científicos de referencia, y los puntos de vista enfrentados sobre sus logros, limitaciones y el significado profundo de esta tecnología. Si te interesan la tecnología puntera, el futuro de la computación o las teorías más provocadoras de la física, aquí tienes el análisis más completo (y asequible) del momento.
¿Qué es Willow? El chip cuántico que promete revolucionar la computación
Willow es el chip cuántico más avanzado presentado por Google Quantum AI hasta la fecha, anunciado oficialmente el 9 de diciembre de 2024 a través de una publicación científica en la revista Nature y una completa entrada en el blog oficial de Google.
Se trata de un procesador de 105 cúbits superconductores dispuestos en una malla cuadrada, donde cada cúbit es una versión cuántica del bit tradicional, pero capaz de estar en múltiples estados al mismo tiempo, una propiedad fundamental llamada superposición. Los cúbits en Willow son de tipo transmon, una tecnología ya usada en chips anteriores de Google como Sycamore, pero con mejoras significativas en fidelidad y tiempo de coherencia.
El principal avance de Willow reside en dos frentes:
- Reducción exponencial de errores a medida que crece el número de cúbits, consiguiendo lo que se conoce como «corrección de errores cuántica por debajo del umbral», una meta perseguida desde los años 90 y crucial para construir ordenadores cuánticos útiles a gran escala.
 - Superar en tareas específicas a los superordenadores clásicos más potentes, completando en menos de cinco minutos un cálculo que le llevaría diez septillones (1025) de años a cualquier ordenador clásico actual, un hito que sitúa a Willow como el nuevo abanderado del llamado «quantum advantage» o ventaja cuántica sobre lo clásico.
 
¿En qué consiste la hazaña de Willow? El reto del Random Circuit Sampling (RCS)
El experimento estrella con el que Google ha puesto a prueba Willow utiliza el conocido Random Circuit Sampling (RCS), que actúa como el test de referencia para medir si un ordenador cuántico realmente puede hacer cálculos imposibles para los ordenadores tradicionales.
En palabras sencillas, RCS consiste en aplicar una secuencia aleatoria de puertas cuánticas sobre los cúbits, creando un estado final muy difícil de simular por métodos clásicos. La velocidad y la fidelidad con la que Willow resuelve este desafío ponen de manifiesto que, incluso con tecnologías clásicas y superordenadores actuales, no sería viable replicar la tarea, ni en escalas temporales comparables con la edad del universo mismo.
Este resultado no es sólo una proeza técnica; es una prueba de concepto de que la computación cuántica puede aventajar a la clásica en situaciones concretas, estableciendo un antes y un después en la historia de la informática.
El avance fundamental: corrección de errores cuánticos bajo el umbral
Uno de los mayores obstáculos de la computación cuántica hasta la fecha ha sido la tendencia de los cúbits a perder coherencia e información por culpa de errores y el acoplamiento con el entorno. Cuantos más cúbits hay en un sistema, tradicionalmente más errores aparecen, y la computación tiende a comportarse de forma clásica, perdiendo potencial cuántico.
Willow le ha dado la vuelta a esta limitación al demostrar que, aplicando las técnicas más modernas de corrección de errores y escalando el número de cúbits en una matriz de 3×3, 5×5 y 7×7, logra que el error global se reduzca de manera exponencial. Esto se considera pasar el «umbral cuántico» y es el requisito previo necesario para construir cúbits lógicos fiables y, por fin, pensar en ordenadores cuánticos robustos y escalables.
En palabras de Hartmut Neven, responsable de Google Quantum AI, Willow es el prototipo más convincente hasta la fecha de un cúbit lógico escalable, y acerca la posibilidad de ejecutar algoritmos útiles y comercialmente relevantes imposibles para la computación tradicional.
CMOS: Todo lo que debes saber sobre la tecnología que revolucionó la electrónica
Quantum Echoes: Primeras aplicaciones prácticas científicas
Más allá de los récords de velocidad, Willow ha logrado rendimientos impresionantes en aplicaciones científicas reales, como la simulación de sistemas moleculares y fenómenos cuánticos complejos.
En colaboración con la Universidad de California, Berkeley, el equipo de Google ha implementado el algoritmo Quantum Echoes sobre Willow para estudiar moléculas de hasta 28 átomos. Los resultados obtenidos coincidieron con los datos de la resonancia magnética nuclear tradicional (NMR), pero además revelaron detalles que normalmente no pueden detectarse con NMR. Esta capacidad sugiere que Willow puede abrir nuevas fronteras en áreas como:
- Descubrimiento de fármacos: permitiendo el análisis ultra preciso de cómo se unen los medicamentos a sus dianas biológicas.
 - Desarrollo de materiales avanzados: caracterizando la estructura molecular de nuevos polímeros, baterías o materiales cuánticos.
 
El potencial es tal que algunos expertos se refieren a la computación cuántica como el próximo «microscopio cuántico» capaz de desvelar fenómenos naturales inobservables hasta ahora.
Quantum Echoes y la exploración del caos cuántico
Las capacidades de Willow han permitido estudiar en más profundidad la dinámica del caos cuántico, un campo fundamental para entender cómo se distribuye y evoluciona la información en sistemas cuánticos complejos.
Para ello se utiliza un protocolo llamado «out-of-time-order correlator» (OTOC) que, de forma análoga a resolver y deshacer un cubo de Rubik, permite medir hasta qué punto un pequeño cambio inicial repercute en el estado global del sistema tras una evolución cuántica compleja.
Google ya había probado este protocolo en su chip Sycamore en 2021, pero la mayor cantidad de cúbits y la mayor fidelidad de Willow han multiplicado la complejidad del experimento. El resultado: Willow ha demostrado superar a los mejores algoritmos clásicos en estas tareas, resolviendo en horas lo que un superordenador tardaría años en reproducir.
¿Qué diferencia a Willow de otros chips cuánticos anteriores?
El desarrollo del procesador Willow no surge de la nada, sino que es la culminación de años de avances previos en la creación de chips como Foxtail (2017), Bristlecone (2018) y Sycamore (2019), cada uno mejorando número de cúbits, fidelidad y estabilidad.
Willow duplica el número de cúbits del Sycamore, mejora el tiempo de coherencia de 20 a 100 microsegundos y alcanza una conectividad promedio de 3,47 entre cúbits. Además, incorpora técnicas innovadoras en la fabricación y optimización de circuitos que han permitido dar el salto de calidad esencial para los últimos avances.
Por si fuera poco, Willow no solo es más potente, sino que su arquitectura ha servido como plataforma para demostrar avances tanto en la reducción de errores como en el rendimiento de tareas útiles científicamente, superando a los predecesores tanto en la teoría como en la práctica.
¿Qué es SimpleX Chat? Guía completa sobre la mensajería realmente anónima y segura
Ventajas científicas… y desafíos pendientes
El entusiasmo generado por Willow no está exento de matices y críticas. Aunque representa un salto sin precedentes, la computación cuántica aún enfrenta retos considerables antes de ser plenamente útil en la industria.
Entre los desafíos señalados por la comunidad científica destacan:
- Las tasas de error lógico obtenidas (alrededor del 0,14% por ciclo) siguen estando muy por encima del umbral necesario (10-6) para ejecutar algoritmos a gran escala.
 - Hasta el momento, las demostraciones se han centrado en preservar la memoria cuántica y mantener cúbits lógicos, pero no se ha demostrado aún la ejecución de operaciones lógicas universales bajo el umbral de error.
 - No se han implementado algoritmos comerciales o de aplicación masiva; el avance es principalmente de carácter experimental y académico.
 - Es probable que se necesiten sistemas con muchos más cúbits y una reducción adicional de los errores físicos antes de abordar problemas industriales reales.
 - Willow aún pertenece a la llamada era NISQ (Noisy Intermediate-Scale Quantum), en la que los ordenadores cuánticos son útiles sobre todo para experimentos y prototipos, pero no para aplicaciones comerciales plenamente fiables.
 
Uno de los debates más sorprendentes generados por Willow está relacionado con la interpretación de la mecánica cuántica y la posible existencia de universos paralelos o multiverso.
Hartmut Neven, líder del equipo de Google Quantum AI, ha sugerido que el rendimiento de Willow podría interpretarse como evidencia a favor de la teoría del multiverso, en la estela de lo propuesto por el físico David Deutsch, precursor de la interpretación de muchos mundos.
La hipótesis del multiverso sostiene que cada cálculo cuántico implica que el ordenador explora múltiples realidades paralelas, multiplicando su capacidad de cálculo. Sin embargo, esta afirmación aún está en discusión entre los científicos.
Sin embargo, esta afirmación ha sido recibida con escepticismo por parte de otros físicos, como Ethan Siegel, que recuerdan que existen interpretaciones alternativas de la mecánica cuántica (como la de Copenhague o la teoría piloto-onda) capaces de explicar los mismos fenómenos sin recurrir a universos paralelos.
Por el momento, Willow no proporciona pruebas concluyentes de la existencia real del multiverso. El salto computacional resulta impresionante, pero la relación entre teoría y realidad sigue abierta a debate, y muchos científicos consideran la hipótesis del multiverso más como una cuestión filosófica que científica a día de hoy.
Perspectivas de futuro y aplicaciones potenciales
Las posibilidades abiertas por Willow trascienden los cálculos espectaculares. El propio equipo de Google apunta que las futuras aplicaciones de la computación cuántica se centrarán en la resolución de problemas de enorme complejidad molecular, optimización de redes y procesos, diseño de nuevos materiales y potencialmente la ruptura de sistemas criptográficos actuales.
Entre los campos que más pueden beneficiarse de la madurez de la tecnología cuántica se encuentran:
- Farmacología y biología molecular: simulación precisa de interacciones proteína-fármaco, revolucionando el desarrollo de medicamentos.
 - Energía y materiales: diseño y análisis de nuevos materiales para baterías, superconductores o componentes electrónicos, imposibles de modelar con métodos clásicos.
 - Criptografía: aunque Google matiza que la ruptura de protocolos como RSA está aún a más de una década vista, la aceleración cuántica podría obligar a rediseñar toda la ciberseguridad moderna.
 - Inteligencia artificial avanzada: integración de la computación cuántica y la IA para mejorar algoritmos de aprendizaje y procesamiento de grandes volúmenes de datos.
 
El propio Hartmut Neven ha declarado que el avance de Willow allana el camino para una cooperación entre IA avanzada y computación cuántica, con aplicaciones tan revolucionarias como imprevisibles en el horizonte.
¿Hacia dónde avanza la computación cuántica tras Willow?
Aunque los logros de Willow son indiscutibles, la carrera por el ordenador cuántico realmente útil y universal continúa. El consenso general entre los expertos, recogido en artículos especializados y foros científicos, es que aún quedan retos sustanciales:
- Disminuir aún más los errores tanto físicos como lógicos.
 - Aumentar de forma drástica el número de cúbits y su conectividad.
 - Lograr operaciones lógicas universales por debajo del umbral de error.
 - Demostrar aplicaciones comerciales y científicas que superen de forma inequívoca a la computación clásica en problemas útiles y reales.
 
No obstante, Willow representa un salto de gigante respecto a sus predecesores y un claro indicador de que la computación cuántica está cada vez más cerca de dejar de ser una promesa y convertirse en una herramienta fundamental para la ciencia, la industria y la comprensión profunda de la realidad física.
Los avances de Willow han dejado claro que la computación cuántica ya no es solo tema de ciencia ficción o de experimentos de laboratorio sin impacto real. El procesador de Google ha demostrado que es posible superar retos tecnológicos históricos, reducir los errores de manera exponencial y resolver tareas que no tienen parangón en el mundo clásico. Aunque quedan retos formidables y debates filosóficos abiertos —sobre todo en torno al multiverso y el significado último del fenómeno cuántico—, el futuro de la computación, la ciencia y la tecnología se antoja más apasionante y complejo que nunca. Quien busque entender o liderar la próxima ola de avances disruptivos, haría bien en seguir de cerca la evolución de Willow y los próximos pasos de la computación cuántica. Si quieres conocer más detalles técnicos del proyecto, puedes consultar la web oficial de Google Quantum AI para actualizaciones y recursos.

Expertos en software, desarrollo y aplicación en industria y hogar. Nos encanta sacar todo el potencial de cualquier software, programa, app, herramienta y sistema operativo del mercado.
 